1. Azul
2. Me miraba a los ojos
3. Flores en la ventana
4. Soledad y sol
5. El halcón
6. Paria's blues
7. Mujer sucia
8. El lobo
1. Azul
Volver arriba
Azul, azul.
Y en sus ojos refleja un hilillo de luz,
su vestido perlado de noche,
el cigarro encendido en un beso carnal,
una copa de vino,
una lágrima rota que rueda al final.
Azul, azul.
Una música lenta y azul,
recargada en la tibia quimera,
despidiendo un anhelo que va en autobús,
un rasguño en la media,
navegando la espera la viuda del blues,
Azul, azul,
Y una voz que entristece al cantar,
reteniendo en su lecho las sombras,
esas sombras que besan y luego se van,
una fotografía,
una línea en la mano que quiere borrar.
2. Me miraba a los ojos
Volver arriba
Necesito amor... ámame
Me miraba a los ojos,
con las medias desechas,
venía de un rincón nocturno,
quería dejar el mundo,
hincada a su puerta.
Bajo luces quebradas,
por humos bohemios,
entramos a una cantina,
nadarnos esa neblina,
trazando una estela.
Empapada de miedo,
sin fondo en el alma,
le vi el rostro a sus
palabras.
Brilló una estrella renovada,
en su boca muerta.
Me besaba los labios,
apurada de hombre,
el frío la mordió en un muslo,
quería dejar el mundo,
hincada a su puerta. . .
3. Flores en la ventana
Volver arriba
He aspirado el humo persa,
navegando en un vapor
y en la noche más lunar,
deslizando una canción,
He llegado en el momento
en que el alba abraza al sol,
abriendo el día
no me importa si un beso
nuclear en la frente del mundo,
nos deshace en la mano
la línea horizontal,
haz tu guerra a un lado,
si acabaste de vivir,
yo todavía no...
Esta noche oriental, etérea,
toserán nuestros tuberculosos
pulmones sobre la inmaculada
faz de la tierra.
Entraremos en los cuartos
de las púberes doncellas,
y les cantaremos al oído
poemas sucios e insensatas odas.
Pervertiremos el olor de azahar
de sus alientos, con vinos
y perfumes agrios,
liaremos cigarrillos morados
traídos de la vieja Persia
y fumaremos la nube
espesa de sus ojos.
Recordaremos el patio trasero
de sus muslos.
Haremos reventar la
noche en llanto,
agua tibia, río terso
para que el día amanezca iluminado
de sonrisas
y floridas las ventanas
Un payaso blanco, un rey,
un ácido en ración,
dos princesas rojas
y una trágica ilusión.
¡Eh!, tú amigo, ¡no finjas
calidez si entrando
enfrías la habitación!
4. Soledad y sol
Volver arriba
El cuerpo envuelto,
en periódico envuelto,
alcohol y lluvia,
Soledad y sol.
Soledad y sol.
Calles, patios sucios,
antenas, perros,
bruma de las siete, en un día gris,
es un día gris.
Hay que caminar,
cuatro horas más
bajo esta espada de metal:
Los niños fuman,
el viento aural,
Julia rompe un vaso,
cambia el canal,
abre sus venas,
le brota el mar.
Hay alguien ahí?
¡eh!, ¡eh!, ¡oh!
Un auto hierve,
en su reflejo,
los ojos flacos,
de mi, de yo,
de mi, de yo de mi.
Los edificios andan despacio,
en el 500 vive Dios con su mujer,
baldía nación;
se te derriten,
todos tus muchachos,
todos tus borrachos;
todos tus drogados,
en un rincón.
5. El halcón
Volver arriba
Mi corazón, lleno de amor,
vaga la noche como un halcón,
viejo de andar, esta ciudad,
bebe y olvida la soledad.
En el sopor de una canción,
manan los sueños como visión,
se puede ser, un criminal,
volverse oscuro, irracional.
La muerte nos eleva en un potro azul,
es bella, tierna y dulce.
Nos coge como niños dentro de un baúl,
para después ahogarnos.
Llueve en carreteras que van al Edén,
la lluvia es suave y triste.
Seguramente vas a amar a una mujer,
Con la guadaña en alto,
Dos tragos más en cualquier bar,
no ver la aurora al despertar,
y en la arrabal noche otra vez,
busca la gloria en el placer
6. Paria's blues
Volver arriba
En una de las calles,
más lejanas del sueño,
la más confusa y apagada,
donde las sombras se erizan
y los miedos se palpan,
hay un rincón de café.
Sorbiendo a tragos el olvido,
trazando penas de papel
borrando nombres y apellidos
está un cadáver de mujer.
Bailando con fantasmas
vestidos de negro,
vendiendo el sexo a placer,
fumando la absurda,
tonada de un necio,
rompiendo bocas de un revés,
tejiendo muerta telarañas,
guardando lutos por hacer,
odiando el llanto de una virgen,
está un cadáver de mujer,
con más de un siglo después. . .
7. Mujer sucia
Volver arriba
Pasan las horas
no puedo olvidarla,
besé sus manos,
toqué su carne blanda,
sus uñas rojas rasgaron mi vientre,
su aliento a alcohol me embriagó de amor,
Mujer sucia de cabaret,
fina ladrona, ¡escúchame!
Esta noche, no verás a otro hombre
esta noche, sudaré contigo,
esta noche, dejaré que Dios
atisbe por la cerradura.
Apago el sueño como una vela,
ruedo en la cama,
afuera hay luna llena,
no entiendo el mundo
por mí que se haga polvo
suda el reloj, me punza tu amor,
Mujer sucia...
Soy el número ochenta,
de una larga fila de amantes,
un muchacho solitario,
mal vecino del mundo,
el enamorado de una negligé
de seda negra,
Pasan las horas.
8. El lobo
Volver arriba
Va por la calle;
puñados de noche en las alas.
Prende un cigarro y piensa en
Eugenia tal vez;
su cuerpo desnudo; sus labios rendidos;
su piel, la tarde que juntos soñaron,
que juntos se amaron en un hotel.
Camina despacio, la luna reposa
en las nubes, mira a la gente,
son caras extrañas para él,
arroja ceniza, su mente recorre
París: las calles que juntos rondaron,
la lluvia de radio que vió caer.
Él es como un lobo que abriga la noche,
los bares su cueva segura, cual debe ser.
Es un solitario se vive en esquinas,
cazando a su presa futura cual debe ser.
Llega al infierno, paga su entrada,
se sienta en la barra comienza a beber,
un hombre se acerca, le ofrece una copa:
la música suena muy triste,
él dice que acepta, que quiere cóctel.
Las horas se esconden, debajo de un ebrio
y nadie las busca, las dejan hacer,
él baila con uno y luego con otro,
alguien lo invita; lo incita,
de una botella lo invita a beber.
Detrás de una sombra, se ampara la muerte,
la muerte esa noche es el premio mayor,
mira a la gente, son caras extrañas para él.
Sus cuerpos desnudos. los labios, los besos
helados en su piel.